¿Te preocupa tu marca empleadora? Abordamos en este artículo por qué tus mejores embajadores no están en marketing, sino en tu propio equipo.
La competencia por el talento es tan feroz como la que hay por los clientes. Las organizaciones ya no solo deben pensar en cómo vender productos o servicios: también deben aprender a “venderse” como lugares en los que merece la pena trabajar. Aquí es donde entra en juego la marca empleadora (o employer branding). Pero ojo, no estamos hablando de frases inspiradoras en tu web o de videos emocionales en LinkedIn.
Estamos hablando de algo más profundo. Más real. Más difícil… y más valioso: la cultura corporativa.
La gran verdad de la marca empleadora incómoda: la gente no se va (solo) por dinero
Es un mito tan antiguo como dañino: pensar que cuando alguien renuncia, lo hace por una oferta económica mejor. La realidad es mucho más compleja. Sí, el salario importa. Pero lo que realmente mueve a las personas a dejar una empresa —o a quedarse en ella— tiene que ver con cómo se sienten en su día a día.
- ¿Se sienten escuchados?
- ¿Tienen autonomía?
- ¿Participan en el propósito de la empresa?
- ¿Son corresponsables de su éxito?
- ¿Saben que su trabajo importa?
- ¿Confían en su liderazgo?
- ¿Pueden ser ellos mismos?…
Cuando la respuesta es «no», ningún bono, curso de mindfulness o futbolín en la oficina podrá retenerlos. Porque la gente no se va de una empresa, se va de un ecosistema. Se va de una cultura.
Y tampoco llegan por una frase bonita de la marca empleadora
Frases como «somos una gran familia» o «creemos en las personas» adornan muchas páginas de «Trabaja con nosotros». Pero el talento de verdad —el que tú quieres atraer— ya no se deja impresionar tan fácilmente.
Ellos quieren pruebas. Evidencia. Referencias reales.
¿Y sabes cuál es la fuente más confiable? No es tu web. No es tu campaña. Es ese mensaje informal que alguien recibe de un conocido: “Oye, en mi curro se está a gusto; la gente es maja, los jefes no están mal y te dan margen. Se trabaja bien.”
Ese «se trabaja a gusto» no se improvisa.
La cultura no se dice, se vive, el corazón de la marca empleadora
Aquí está el corazón del employer branding o la marca empleadora real: una cultura auténtica y coherente. Porque tú puedes pagar por campañas, por actividades de team building, por vídeos corporativos. Pero no puedes pagarle a alguien para que se sienta bien en su trabajo y se convierta en tu embajador espontáneo. Eso se construye desde dentro:
- Desde líderes que escuchan.
- Desde políticas de bienestar que no son postureo.
- Desde equipos donde se celebran los logros compartidos.
- Desde una comunicación interna que informa y conecta, no que manipula.
- Desde un proyecto común y compartido…
Cuando esto ocurre, el equipo habla bien… porque lo vive bien. Y entonces ocurre la magia: empiezan a atraer talento como un imán. Porque la autenticidad se contagia.
Tu mejor reclutador (y el mejor vendedor de tu marca empleadora)
Las personas que ya trabajan contigo y quieren quedarse, son tus mejores aliadas para atraer (y fidelizar) talento. Porque nadie puede contar mejor cómo es trabajar contigo que alguien que lo vive todos los días.
Y aquí se abre un círculo virtuoso de la marca empleadora:
- Un equipo motivado y que se siente protagonista de los logros del equipo habla bien de su empresa.
- Esa buena fama se extiende por redes, cafés, y grupos de Whatsapp.
- Más gente quiere entrar.
- Puedes elegir mejor y contratar personas más alineadas con tu cultura.
- Menos rotación, más compromiso.
- Mejores resultados.
Este círculo no se logra con eslóganes. Se logra con decisiones. Con coherencia. Con una cultura clara, consistente y vivida de verdad.
Entonces, ¿qué puedes hacer desde RRHH para mejorar tu marca empleadora?
- Escucha activamente: No esperes a la salida de empleados para saber qué no está funcionando.
- Celebra lo bueno y replícalo.
Y lo más importante para Madavi: Si no consigues que tu equipo “venda” la compañía, TRANSFORMA TU CULTURA.
Transformación cultural y marca empleadora
Nuestra manera de transformar la cultura corporativa se fundamenta en una idea sencilla: un sistema avanza hacia aquello que explora. Esto significa que las empresas pueden crecer y desarrollarse más rápidamente si se centran en lo que SÍ poseen y lo que SÍ desean, en lugar de enfocarse en los problemas. Las preguntas que las personas se plantean a sí mismas, junto con la visión de un futuro deseable que imaginan, son dos elementos clave que facilitan el cambio cultural en las organizaciones.
La metodología de Madavi se basa en un descubrimiento colaborativo de lo que hace a la organización más efectiva. Al promover e implementar una cultura apreciativa, los principios de abundancia (las fortalezas) y simultaneidad (muchos, al mismo tiempo) simplifican el proceso: se trata de reconocer lo mejor que existe y de involucrar a todos hacia esa visión atractiva del futuro.
En un mundo donde el talento elige cada vez con más criterio dónde trabajar, la cultura es tu ventaja competitiva. No se puede copiar, no se puede fingir, y no se puede comprar.
Por eso, si quieres construir una marca empleadora fuerte, empieza por dentro. Empieza por crear una cultura que merezca ser vivida… y luego contada.
Porque cuando alguien dice “aquí se trabaja a gusto”, ya ganaste.