¿Qué tipo de organización queremos ser?
Vivimos un momento donde, más que nunca, será necesario impulsar una nueva manera de trabajar y una nueva cultura corporativa centrada en las personas, más flexible y ágil, capaz de adaptarse a una nueva realidad marcada por la incertidumbre, la transformación continua y unas plantillas vulnerables emocionalmente y poco motivadas en muchos casos.
De hecho, sólo el 28% de los empleados dicen estar satisfechos en el trabajo, según un informe reciente. El 34% de los empleados tiene previsto abandonar su actual empresa en el plazo de un año.
En cambio, aquellos empleados que tienen una experiencia laboral positiva tienen la intención de permanecer en su empresa actual.
Por ello, momentos disruptivos como los actuales son la oportunidad perfecta para plantearnos qué tipo de organización queremos ser. ¿Qué cultura fomentamos? ¿Realmente creemos en las personas y en su potencial, como tanto proclamamos? ¿O nos centramos en aquello que no hacen bien para que no vuelva a repetirse? ¿Desarrollamos estrategias para facilitar esa experiencia laboral positiva?…
Indagando las fortalezas para crear experiencias laborales positivas
Pero, ¿qué es una experiencia positiva? No se trata solo de retribución, ni de facilitar un entorno agradable e inclusivo, ni siquiera de conciliación. Según hemos podido comprobar a lo largo de estos años en Madavi trabajando con nuestros clientes, una experiencia laboral positiva es sentir que formas parte de una imagen atractiva de futuro común que además has ayudado a construir.
Y esto comienza por indagar las fortalezas, las individuales y las del equipo. ¡Fijémonos en lo que les une; en sus fortalezas y en los momentos en los que han tenido éxito como grupo!
Lo contrario es la escasez; es mirar lo que falla en el equipo y en las personas que lo integran, lo que no funciona, aquello que tenemos que desarrollar y aprender para mejorar. Esto es a lo que estamos acostumbrados desde pequeños, una manera de ver las cosas que no conduce a nada.
En cambio, una mente positiva es el abono para la creatividad, el pensamiento expansivo y visionario, la empatía, la cooperación y la conexión.
Entonces, ¿por qué no nos centramos en aquello que sí funciona para hacerlo más y mejor? Desde este paradigma, las organizaciones consiguen cambiar la realidad actual. Y además acelerando el proceso.
La rapidez en los procesos se logra a través de la simultaneidad, es decir, reuniendo en el mismo tiempo y en el mismo lugar a todas las personas necesarias para alcanzar el éxito. Así puede ir rápido; porque es simultáneo.
Es el momento de cambiar la forma en que cambiamos
Es el momento de elegir si continuar haciendo lo mismo, con los mismos resultados en términos de negocio y/o personas (falta de compromiso, desmotivación, fuga de talento…), o convertirnos en una organización positiva y apreciativa.
Este cambio de paradigma requiere un proceso de transformación cultural en la organización. Y merece la pena ya que al focalizarse en las fortalezas las organizaciones superan con creces las expectativas; se produce más energía positiva y consiguen movilizar a sus equipos a la acción. Y al ser natural, la transformación llega para quedarse, el cambio es más fácil y el resultado es más rápido y simultáneo.